Un discurso mal preparado es la causa más común de fracaso a la hora de hablar en público. Para que esto no te suceda, es importante que tengas bien en claro todo lo que debes saber antes de preparar un discurso. Esto te ayudará a evitar malos momentos en tu presentación, y te preparará para comunicar un discurso súper exitoso con el que te llevarás los aplausos de todos los asistentes.
A continuación, encontrarás pasos sencillos pero efectivos que te ayudarán a preparar y presentar tu discurso. La preparación es la parte más importante de un discurso y es determinante de su éxito o fracaso, así que toma nota.
¿Cómo preparar un discurso?
Comienza definiendo de qué hablarás en tu discurso
Puede que ya tengas un tema completamente definido, o puede que tengas una idea vaga. Lo primero es definir de manera concreta de qué hablarás. Para esto, puede ser muy útil hacer una lluvia de ideas, o emplear otra táctica que te ayude a plasmar tus pensamientos en papel. No te fuerces a tener coherencia, puesto que en este primer paso sólo se trata de definir una idea general.
Piensa en el título de tu presentación, esta es una manera muy sencilla de englobar todo lo que hablarás. Escríbelo en un papel y a su alrededor anota todo lo que se te venga a la mente que esté relacionado con ese tema general. De nuevo, intenta no analizar demasiado y no asignar un orden específico, todo esto se pulirá más adelante.
Diseña un esquema ordenado de tu discurso
Una vez que ya tienes bien en claro el tema y los subtemas que quieres tratar, toca organizarlos estratégicamente. Toma tu lluvia de ideas y, basándote en lo que ya tienes escrito, comienza a desarrollar tu esquema definitivo. Haz esto pensando acerca de cada elemento de tu lluvia de ideas: ¿quiero hablar de esto o será mejor dejarlo afuera?
Anota en tu esquema con qué convendría empezar, por dónde seguir y cómo terminar. Está en tu criterio cuántos puntos principales tratar, pero intenta que no sean demasiados. Esto ayudará a que no te pierdas, pero a su vez no darás un discurso que peque de exceso de simplicidad.
Al lado de cada tema principal, anota palabras claves de lo que tienes que decir. Anota también ejemplos, recursos o historias que te ayuden a lo largo de tu discurso. La idea es que con sólo ver el esquema sepas cómo se desarrollará el discurso. Esto tiene como objetivo aclarar tus ideas lo suficiente como para que no tengas que preocuparte por no saber dónde continuar.
Practica, practica, practica
Practica usando tu esquema de guía
Una vez que desarrolles tu esquema ya tienes la mitad de tu discurso listo. Sólo queda la parte definitiva: practicar. Con el esqueleto de tu discurso en mano, busca un lugar tranquilo en el que sepas que no serás molestado. Sirviéndote del esquema como guía, comienza a desarrollar el discurso sin enfocarte demasiado en la perfección. Simplemente toma de guía los temas que has anotado y comienza a hablar con las palabras que se vengan a tu mente en ese momento.
Conforme vayas practicando más y más, verás cómo todo va tomando forma. Al principio no sabrás bien qué decir en algunas partes, pero justamente para esto sirve el ejercicio: para que puedas conocer tus errores. Al hacer como si hubiera personas escuchándote, podrás darte cuenta de qué partes que debes mejorar en tu discurso. Asegúrate de corregir lo que sea necesario antes de seguir practicando.
Haz esto varios días antes del discurso, en repetidas ocasiones. Un buen ejercicio consiste en llevar a todos lados tu esquema, de esta manera podrás repasarlo cada vez que tengas oportunidad. Pronto podrás recordarlo sin problemas.
¡Practica sin tu esquema!
Practicar sin tu esquema es muy importante. Aquí es cuando comienzan las prácticas reales de tu discurso. Cuando puedas hablar con soltura de todos los temas que componen tu esquema y recordar sus relaciones y orden, es momento de comenzar a dar tu discurso sin él. Nuevamente, date el permiso para equivocarte tantas veces como sea necesario en estos momentos de práctica. Esto te permitirá darte cuenta de cuáles son tus puntos débiles para poder corregirlos.
El objetivo de practicar sin tu esquema es otorgar naturalidad a tu discurso. Practica utilizar un lenguaje corporal que exprese confianza. Además, tener la posibilidad de hacer ademanes con las manos sin sostener una hoja de papel refuerza el poder de tu discurso. Imagínate vívidamente presentarte ante el público y hablar. Mejor si te grabas o si hablas delante del espejo, para que puedas percibirte como lo hacen las personas externas a ti.
Haz repasos mentales de tu discurso
Cuando no estés en un lugar apropiado o cuando tengas poco tiempo, puedes seguir trayendo tu discurso a tu mente con repasos mentales. No importa si son extensivos o si sólo repasas la estructura que armaste anteriormente. Estos repasos sirven para que tengas presente tu discurso los días anteriores a la presentación.
Los repasos mentales también te ayudarán a calmar los nervios anteriores a la presentación, ya que te permitirán recordar que has practicado y puesto mucho esfuerzo en tu discurso, y que saldrá bien. La charla positiva contigo mismo es muy importante para generarte confianza y para perder los miedos.
Toma un curso para aprender a hablar en público
Ya sea en un ámbito académico o profesional, los discursos frente a un público son bastantes comunes. Es normal sufrir un poco de miedo escénico, pero un miedo paralizante que no sabes cómo afrontar genera muchos problemas. No estás solo en la lucha contra el miedo escénico, existen muchos cursos para ayudarte a superar tu ansiedad. Incluso comenzarás a disfrutar de hablar en público. Este tipo de cursos pueden ser muy útiles, sobre todo a largo plazo. Al aprender a prepararte para un discurso y controlar tus miedos, eliminas la fuente del pánico escénico.
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